Mi cole Luis Cernuda Campanillas

Mi cole Luis Cernuda Campanillas

miércoles, 21 de febrero de 2018

"RECURSOS PARA ELABORAR LA NOTICIA VISITA MUSEO CARMEN THYSSEN MÁLAGA"


Resultado de imagen de museo thyssen logo
El pasado día 14 de febrero visitamos el Museo Carmen Thyssen de Málaga. En esta entrada, tienes información sobre los cuadros más significativos que vistes, así como sobre María Blanchard y el cubismo.  

En clase hemos empezado ha elaborar la noticia sobre la visita al Museo. Descárgate la hoja y úsala como borrador para escribir la noticia. 

No olvides incluir los siguientes aspectos a los que responde  la noticia:

- ¿Quién? ¿Cuando? ¿Qué? ¿Cómo?... 
- Incluye un titular (Título) y una entradilla (resumen en dos renglones de la noticia, complementa el titular)
- Escribe el cuerpo de la noticia, en ella da respuesta a las preguntas indicadas arriba.

A MODO DE EJEMPLO:
- Los alumnos/as de 3º y 4º del Ceip Luis Cernuda...
- Hemos visitado el Museo Carmen Thyssen de Málaga... 
- El pasado día 14 de febrero...
- Nos recibió la monitora...
- Vimos las obras del pintor...
- Había una exposición temporal de Juan Gris y María Blanchard, y el Cubismo...
- Explica que es el cubismo...
- Explica brevemente en qué consistió el taller con el que finalizó la actividad.
- Da tu opinión personal: lo que más me gusto...



Usa la siguiente ficha como borrador, después pásalo a limpio y cuida la ortografía.

DESCARGA LA FICHA:


RECURSOS PARA ELABORAR LA NOTICIA



Lavando en el patio
1877
 Óleo sobre lienzo
© Colección Carmen Thyssen-Bornemisza

Este lienzo ingresó en la Colección como compañero de Vendedoras de rosquillas en un rincón de Sevilla (p. *), con el que forma pareja, tanto por su formato, como por su argumento y disposición, a pesar de estar pintado cuatro años antes. Ambos son excelente testimonio de la mejor producción de Wssel como autor de pintorescas escenas costumbristas, casi siempre ambientadas en Andalucía y más concretamente en Sevilla, donde residió durante varios años.

Conocido sobre todo como retratista, pintor religioso o autor de decoraciones murales y figuras, casi siempre de tamaño natural, dentro del más estricto academicismo de las últimas décadas de siglo, este interesante artista no alcanzó la mayoría de las veces en estos géneros más que discretos resultados, mostrándose por el contrario mucho más capacitado en este tipo de atractivas escenas populares, en las que logra casi siempre su mayor interés como pintor.

En este caso muestra una apacible estampa familiar en un soleado patio de vecindad sevillano. Una mujer joven hace la colada en el pilón situado en una esquina, mientras otra de mayor edad le acerca un cesto de ropa. Junto a ellas, una familia toma el sol con sus hijos, apostados junto a uno de los pilares del patio, y observados por una vecina desde el corredor alto. El hombre atiende a su hija, que le muestra una naranja, mientras la madre acaba de dejar a su hijo pequeño en brazos de otra vecina o criada. Delante de ellos, una niña sentada contempla absorta varias gallinas y patos que comen junto a un banco repleto de macetas, entre las que destaca una pita. Resguardado a la sombra, faena un zapatero de viejo. En primer término se ven las alforjas y aperos de una caballería.

A pesar de la sencillez de su argumento, el lienzo muestra la destreza de Wssel como pintor de costumbres, al estar resuelto con unas características muy personales, que le distinguen de la legión de artistas, de la más diversa entidad, que se dedicaron por los mismos años a este género, debido a su fácil venta entre la clientela burguesa de la época por lo atractivo de sus temas anecdóticos y su colorido brillante, de evidentes resultados decorativos.

El artista concede al marco escenográfico en que se desenvuelven los personajes una presencia y proporciones poco habituales en este tipo de pinturas, dotando en este caso a la sobria arquitectura del patio, a base de sencillas vigas de madera y paredes encaladas, un protagonismo fundamental en la composición, subrayado por el propio tamaño del lienzo, al que se someten las figuras, que se ven así reducidas en su apariencia y dimensiones.

No obstante, es lógicamente en los personajes donde Wssel demuestra su especial capacidad narrativa, a pesar de lo intrascendente de la escena, así como su agudeza visual más descriptiva en la observación primorosa de los distintos tipos populares, en la que basó buena parte de su éxito en este género, y en la que hace gala de una técnica mucho más jugosa y refinada que en sus cuadros con figuras grandes, que resultan casi siempre algo deslavazadas. Así, en personajes como la niña sentada –sin duda la figura más deliciosa de toda la composición– o en objetos como las hojas de la enredadera o las propias macetas, Wssel alcanza cotas de verdadero virtuosismo, describiéndolas casi a punta de pincel con la exquisitez de un miniaturista. Por otra parte, resuelve con gran habilidad los radicales contraluces que produce el sol cegador que cae sobre el patio, con efectos de indudable acierto, como las ramas soleadas de la enredadera recortándose sobre el portalón del fondo, en profunda penumbra.

A pesar de la imprecisión del título, podría tratarse del cuadro En un patio sevillano citado por la bibliografía en paradero desconocido.



Escena costumbrista en el Alcázar de Sevilla
1872     Óleo sobre lienzo
© Colección Carmen Thyssen-Bornemisza



Aunque la obra salió al comercio como Rincón granadino representa, en realidad, la crujía norte del patio de las Doncellas en el palacio del Rey Don Pedro en el Alcázar de Sevilla, pródigo en una espléndida decoración de alicatados y yeserías mudéjares. A la derecha de la pintura se abren las puertas, de madera de pino ataujerada, pintadas y doradas, de carpintería toledana, que dan al Cuarto Real. Todo ello lo interpreta el artista con cierta libertad, no sólo en lo relativo a los complicados motivos ornamentales sino también a los aspectos puramente arquitectónicos. Así, la diferencia de nivel de la solería no está donde indica el pintor, sino entre el corredor y el patio, no representado en la pintura. El umbral del ajimez está en realidad mucho más abajo y el pintor cambia la forma de los arquillos y elimina el cimacio de la columnilla.

De este modo el cuadro no es una recreación fiel, como sí lo habían sido las pinturas de otros artistas que trataron el motivo atraídos por su belleza, como Joaquín Domínguez Bécquer; los grabados y litografías –entre los cuales la composición que más se aproxima a ésta es la que realizó en 1863 Friedrich Eibner–; y las vistas de numerosos fotógrafos, entre ellos Francis Frith, Charles Clifford, el conde de Vernay y Jean Laurent. Por el contrario, se trata más bien en esta pintura de enmarcar con un fondo de gran riqueza decorativa una escena como las que aparecen en numerosos cuadros de la pintura costumbrista sevillana. Por otra parte, Wssel se sirvió en alguna ocasión de un marco arquitectónico similar para ambientar escenas cotidianas de la vida morisca, según el gusto orientalista próximo a Fortuny que triunfó en España en esos años. En ambos casos, las obras se destinaban a una clientela anglosajona, como revela aquí una etiqueta pegada al dorso en la que aparece titulada como Street-dancer in Granada.
El pintor reúne en este lienzo, componiéndolos con artificio, un conjunto de motivos muy habituales del género, unificados por el baile flamenco, de seguro atractivo para el visitante de la ciudad. En torno a la niña que baila y toca las castañuelas y a las dos muchachas que tocan la guitarra y la pandereta se distribuyen las demás figuras, entre ellas un torero vestido con su traje de luces y una vieja gitana, que bate palmas, sentada junto a una olla de barro vidriado sobre un anafe, en la que se prepara un potaje, y una cesta de naranjas. Al fondo, una buñolera, ante una mesa en la que hay una balanza para pesar los dulces, coge con un junco uno de ellos. Los buñuelos ya preparados para la venta están sobre un lebrillo de loza, posiblemente de Triana. Al tiempo, se fríe otra tanda, como indica el humo que aparece a la izquierda.
Para animar la composición el artista dispone diagonalmente tres grupos de figuras. Aunque hay claras incorrecciones de dibujo en la buñolera y en la niña, que aparece desproporcionada, otras figuras, que tienen un aire ensimismado propio del pintor, son muy bellas. El colorido se organiza de modo que los tonos más claros están en el centro, en tanto que los personajes de mayor carácter, los gitanos de la izquierda, resaltan con fuerza sus siluetas más oscuras sobre el fondo. La ejecución, muy cuidada en algunas figuras, como la bailarina con la pandereta, desmerece sin embargo en otras, como la buñolera.
Tienen gran protagonismo los trajes, vestidos de faralaes y mantones de las mujeres, con mantilla de blonda en el caso de la niña, y pendientes de coral o de oro. Su colorido esmaltado y la riqueza de su gama son característicos de las pinturas del artista, influido en ello por Fortuny, a quien trató de cerca en 1870. En esta obra muestra su predilección por los azules y violetas fríos con un efecto como de lavado o acuarela que dan a la pintura una elegancia que debía de ser muy del gusto inglés.
EXPOSICIONES TEMPORALES
ACTUAL
Del 06 de octubre de 2017 al 25 de febrero de 2018
Con esta exposición queremos invitar a nuestros visitantes a descubrir uno de los momentos más apasionantes del arte del siglo XX: la redefinición del cubismo más allá del período (1907-1914) en el que Pablo Picasso y George Braque, creadores del movimiento, desarrollaron su revolucionaria propuesta artística, que cambió para siempre la forma de ver el mundo a través de una obra de arte.
Así, con el inicio de la Primera Guerra Mundial y hasta finales de los años veinte, otros artistas tomaron el relevo de los creadores del movimiento, haciendo que el cubismo tuviera una segunda vida, intensa y plena de creatividad. Los protagonistas serán Juan Gris, figura capital para comprender la transformación del cubismo en esos años, María Blanchard, cuyo papel principal en ese movimiento quiere destacar esta muestra, y varios artistas con los que ambos tuvieron amistad y sintonía creativa, como el escultor Jacques Lipchitz, los pintores Albert Gleizes y Jean Metzinger y el poeta Vicente Huidobro.
Este es el panorama que, con un discurso inédito, analiza esta exposición, en la que se han reunido más 60 obras, entre pinturas, esculturas, dibujos y material documental. El discurso, estructurado en tres secciones comienza con un diálogo entre Gris y Blanchard, a través de numerosos ejemplos sobresalientes de su pintura sintética, geométrica y plana. La contextualización de su obra junto a la de otros grandes maestros del siglo XX con los que compartieron horizontes creativos conforma el segundo capítulo de la muestra, que se cierra con una representación de artistas de la primera generación de la vanguardia española —Dalí, Moreno Villa, Palencia, Peinado,  Ángeles Ortiz,  Cossío—, que tuvieron su acercamiento inicial a la modernidad a través del cubismo, y sobre todo del de Juan Gris.
EXPOSICIÓN TEMPORAL - JUAN GRIS, MARÍA BLANCHARD Y LOS CUBISMOS (1916-1927)


BODEGÓN CON CAJA DE CERILLAS 1918
Obra de María Blanchard
Etapa Cubista
MARÍA BLANCHARDLA GRAN PINTORA  CUBISTA .

María Blanchard, coetánea de grandes figuras, como Gris, Picasso o Diego Rivera, es la gran desconocida de la generación que revolucionó el arte desde la Vanguardia. Su periodo cubista, con 53 obras realizadas entre 1913 y 1919.


Hija de un periodista español y de madre polaco-francesa, era deforme (“jorobada”) desde el nacimiento, por lo que sufrió burlas desde la infancia. Fue una excelente artista que sus temas preferidos eran: La infancia, la soledad, la tristeza y las enfermedades. Según los especialistas estos temas fueron el reflejo de su obra y de su propia existencia.
María Gutiérrez Cueto, llamada María Blanchard, pintora española, nacida en Santander (Cantabria) el 6 de marzo de 1881 y fallecida en París, 5 de abril de 1932.
Procedía de una familia burguesa acomodada, siendo su padre director del periódico El Atlántico. Su madre era de ascendencia polaca y francesa y María adoptaría el apellido Blanchard de su abuelo materno. Como consecuencia de un accidente de su madre durante su gestación, María nació con una gran deformidad corporal debida a una cifoescoliosis con doble desviación de columna, que marcaría toda su vida y le produciría gran sufrimiento psicológico. Sin embargo, durante su infancia contó con los beneficios de un ambiente familiar culto y estimulante en el que su padre alentó su interés por el arte.      
                                                                   
Ya en 1903 se marchará a Madrid para ampliar su formación artística, y con una beca de la Diputación de Santander podrá viajar por primera vez a París para estudiar con dos figuras como Anglada Camarasa y van Dongen, artistas que le insistirán para que diera preeminencia y libertad al uso del color, dejando un tanto de lado la formación académica adquirida en la capital de España.
Ahí empieza un recorrido al que pondrá un paréntesis la Primera Guerra Mundial, abandonando París en 1914 y regresando una vez finalizado el conflicto bélico.

                       
         Lipschitz, Metzinger, Rivera, Picabia, Picasso pero, sobre todo, Juan Gris, serán algunos de sus colegas en aquellos años de práctica cubista a la que se sumará nuestra pintora que tendrá siempre en Gris una figura de referencia absoluta. 
 En 1927, año de la muerte de Gris y de Flausch, María Blanchard se recluye en sí misma y pierde el contacto con los demás artistas. Su salud se empieza a deteriorar, padece tuberculosis. Busca consuelo en la religión, no deja de pintar y mantiene a varios miembros de su familia, lo que le proporciona una gran sensación de agobio económico del que sólo se ve aliviada cuando vende algún cuadro, bien a través de la galería parisina Vavin, o directamente a un coleccionista suizo con el que firma contrato. En 1930 participa en una exposición colectiva en Brasil organizada por la revista Montparnasse , junto a obras de Gris, Léger, Matisse, etc., pero ya entonces su vida está limitada a la pintura y al contacto con unos pocos amigos. Muere en París el 5 de abril de 1932. 



El CUBISMO  es un movimiento artístico del siglo XX.
    Se caracteriza por plasmar de manera simultánea un mismo objeto desde diferentes ángulos y por el empleo de figuras geométricas como triángulos, cuadrados, rectángulos y cubos para representar los objetos.
+Su principal valedor es Pablo Ruiz Picasso y en segundo término Georges Braque.
+Tiene influencias de Cézanne y del arte africano e ibérico.
+Para el Cubismo la pintura está definida por las formas, no por el color.
+No como vemos esas formas, sino como sabemos que son.
+La representación de la realidad es por tanto intelectual, no visual.
+Una representación intelectual de la realidad supone una visión total de la misma:
–Lo cual requiere una reducción a sus estructuras básicas, es decir, a sus formas geométricas esenciales.
–Y una visión absoluta, desde todos sus infinitos puntos de vista, y visualizados simultáneamente.
–Lo cual,  a su vez, conlleva la descomposición en prismas y cubos de las figuras.
+Se distinguen dos grandes movimientos:
–Cubismo Analítico: Descompone en prismas y cubos las figuras.
–Cubismo Sintético: Algo posterior; descompone en planos las figuras y recupera la importancia del color.
+Principales representantes del Cubismo:
–Picasso// Braque
–F. Léger// R. Delaunay


Resultado de imagen de gifs periodista
¡Manos a la obra!





Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

No hay comentarios:

Publicar un comentario