En clase hemos empezado ha elaborar la noticia sobre la visita al Museo. Descárgate la hoja y úsala como borrador para escribir la noticia.
No olvides incluir los siguientes aspectos a los que responde la noticia:
- ¿Quién? ¿Cuando? ¿Qué? ¿Cómo?...
- Incluye un titular (Título) y una entradilla (resumen en dos renglones de la noticia, complementa el titular)
- Escribe el cuerpo de la noticia, en ella da respuesta a las preguntas indicadas arriba.
A MODO DE EJEMPLO:
- Los alumnos/as de 3º y 4º del Ceip Luis Cernuda...
- Hemos visitado el Museo Carmen Thyssen de Málaga...
- El pasado día 14 de febrero...
- Nos recibió la monitora...
- Vimos las obras del pintor...
- Había una exposición temporal de Juan Gris y María Blanchard, y el Cubismo...
- Explica que es el cubismo...
- Explica brevemente en qué consistió el taller con el que finalizó la actividad.
- Da tu opinión personal: lo que más me gusto...
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RECURSOS PARA ELABORAR LA NOTICIA
Lavando en el patio
1877
Óleo sobre lienzo
© Colección Carmen Thyssen-Bornemisza
Este lienzo ingresó en la Colección como compañero de Vendedoras de
rosquillas en un rincón de Sevilla (p. *), con el que forma pareja, tanto por
su formato, como por su argumento y disposición, a pesar de estar pintado
cuatro años antes. Ambos son excelente testimonio de la mejor producción de
Wssel como autor de pintorescas escenas costumbristas, casi siempre ambientadas
en Andalucía y más concretamente en Sevilla, donde residió durante varios años.
Conocido sobre todo como retratista, pintor religioso o autor de
decoraciones murales y figuras, casi siempre de tamaño natural, dentro del más
estricto academicismo de las últimas décadas de siglo, este interesante artista
no alcanzó la mayoría de las veces en estos géneros más que discretos
resultados, mostrándose por el contrario mucho más capacitado en este tipo de
atractivas escenas populares, en las que logra casi siempre su mayor interés
como pintor.
En este caso muestra una apacible estampa familiar en un soleado patio de
vecindad sevillano. Una mujer joven hace la colada en el pilón situado en una
esquina, mientras otra de mayor edad le acerca un cesto de ropa. Junto a ellas,
una familia toma el sol con sus hijos, apostados junto a uno de los pilares del
patio, y observados por una vecina desde el corredor alto. El hombre atiende a
su hija, que le muestra una naranja, mientras la madre acaba de dejar a su hijo
pequeño en brazos de otra vecina o criada. Delante de ellos, una niña sentada
contempla absorta varias gallinas y patos que comen junto a un banco repleto de
macetas, entre las que destaca una pita. Resguardado a la sombra, faena un
zapatero de viejo. En primer término se ven las alforjas y aperos de una
caballería.
A pesar de la sencillez de su argumento, el lienzo muestra la destreza de
Wssel como pintor de costumbres, al estar resuelto con unas características muy
personales, que le distinguen de la legión de artistas, de la más diversa
entidad, que se dedicaron por los mismos años a este género, debido a su fácil
venta entre la clientela burguesa de la época por lo atractivo de sus temas anecdóticos
y su colorido brillante, de evidentes resultados decorativos.
El artista concede al marco escenográfico en que se desenvuelven los
personajes una presencia y proporciones poco habituales en este tipo de
pinturas, dotando en este caso a la sobria arquitectura del patio, a base de
sencillas vigas de madera y paredes encaladas, un protagonismo fundamental en
la composición, subrayado por el propio tamaño del lienzo, al que se someten
las figuras, que se ven así reducidas en su apariencia y dimensiones.
No obstante, es lógicamente en los personajes donde Wssel demuestra su
especial capacidad narrativa, a pesar de lo intrascendente de la escena, así
como su agudeza visual más descriptiva en la observación primorosa de los
distintos tipos populares, en la que basó buena parte de su éxito en este
género, y en la que hace gala de una técnica mucho más jugosa y refinada que en
sus cuadros con figuras grandes, que resultan casi siempre algo deslavazadas.
Así, en personajes como la niña sentada –sin duda la figura más deliciosa de
toda la composición– o en objetos como las hojas de la enredadera o las propias
macetas, Wssel alcanza cotas de verdadero virtuosismo, describiéndolas casi a
punta de pincel con la exquisitez de un miniaturista. Por otra parte, resuelve
con gran habilidad los radicales contraluces que produce el sol cegador que cae
sobre el patio, con efectos de indudable acierto, como las ramas soleadas de la
enredadera recortándose sobre el portalón del fondo, en profunda penumbra.
A pesar de la imprecisión del título, podría tratarse del cuadro En un
patio sevillano citado por la bibliografía en paradero desconocido.
Escena costumbrista en
el Alcázar de Sevilla
1872 Óleo sobre lienzo
© Colección Carmen Thyssen-Bornemisza
Aunque la obra
salió al comercio como Rincón granadino representa, en realidad, la crujía
norte del patio de las Doncellas en el palacio del Rey Don Pedro en el Alcázar
de Sevilla, pródigo en una espléndida decoración de alicatados y yeserías
mudéjares. A la derecha de la pintura se abren las puertas, de madera de pino
ataujerada, pintadas y doradas, de carpintería toledana, que dan al Cuarto
Real. Todo ello lo interpreta el artista con cierta libertad, no sólo en lo
relativo a los complicados motivos ornamentales sino también a los aspectos
puramente arquitectónicos. Así, la diferencia de nivel de la solería no está
donde indica el pintor, sino entre el corredor y el patio, no representado en
la pintura. El umbral del ajimez está en realidad mucho más abajo y el pintor
cambia la forma de los arquillos y elimina el cimacio de la columnilla.
De este modo el
cuadro no es una recreación fiel, como sí lo habían sido las pinturas de otros
artistas que trataron el motivo atraídos por su belleza, como Joaquín Domínguez
Bécquer; los grabados y litografías –entre los cuales la composición que más se
aproxima a ésta es la que realizó en 1863 Friedrich Eibner–; y las vistas de
numerosos fotógrafos, entre ellos Francis Frith, Charles Clifford, el conde de
Vernay y Jean Laurent. Por el contrario, se trata más bien en esta pintura de
enmarcar con un fondo de gran riqueza decorativa una escena como las que
aparecen en numerosos cuadros de la pintura costumbrista sevillana. Por otra
parte, Wssel se sirvió en alguna ocasión de un marco arquitectónico similar
para ambientar escenas cotidianas de la vida morisca, según el gusto
orientalista próximo a Fortuny que triunfó en España en esos años. En ambos
casos, las obras se destinaban a una clientela anglosajona, como revela aquí
una etiqueta pegada al dorso en la que aparece titulada como Street-dancer in
Granada.
El pintor reúne
en este lienzo, componiéndolos con artificio, un conjunto de motivos muy
habituales del género, unificados por el baile flamenco, de seguro atractivo
para el visitante de la ciudad. En torno a la niña que baila y toca las
castañuelas y a las dos muchachas que tocan la guitarra y la pandereta se
distribuyen las demás figuras, entre ellas un torero vestido con su traje de
luces y una vieja gitana, que bate palmas, sentada junto a una olla de barro
vidriado sobre un anafe, en la que se prepara un potaje, y una cesta de
naranjas. Al fondo, una buñolera, ante una mesa en la que hay una balanza para
pesar los dulces, coge con un junco uno de ellos. Los buñuelos ya preparados para
la venta están sobre un lebrillo de loza, posiblemente de Triana. Al tiempo, se
fríe otra tanda, como indica el humo que aparece a la izquierda.
Para animar la
composición el artista dispone diagonalmente tres grupos de figuras. Aunque hay
claras incorrecciones de dibujo en la buñolera y en la niña, que aparece
desproporcionada, otras figuras, que tienen un aire ensimismado propio del
pintor, son muy bellas. El colorido se organiza de modo que los tonos más
claros están en el centro, en tanto que los personajes de mayor carácter, los
gitanos de la izquierda, resaltan con fuerza sus siluetas más oscuras sobre el
fondo. La ejecución, muy cuidada en algunas figuras, como la bailarina con la
pandereta, desmerece sin embargo en otras, como la buñolera.
Tienen gran
protagonismo los trajes, vestidos de faralaes y mantones de las mujeres, con
mantilla de blonda en el caso de la niña, y pendientes de coral o de oro. Su
colorido esmaltado y la riqueza de su gama son característicos de las pinturas
del artista, influido en ello por Fortuny, a quien trató de cerca en 1870. En
esta obra muestra su predilección por los azules y violetas fríos con un efecto
como de lavado o acuarela que dan a la pintura una elegancia que debía de ser
muy del gusto inglés.
EXPOSICIONES
TEMPORALES
ACTUAL
Del 06 de octubre de 2017 al 25 de febrero de 2018
Con esta exposición queremos invitar a nuestros visitantes a descubrir uno
de los momentos más apasionantes del arte del siglo XX: la redefinición del
cubismo más allá del período (1907-1914) en el que Pablo Picasso y George
Braque, creadores del movimiento, desarrollaron su revolucionaria propuesta
artística, que cambió para siempre la forma de ver el mundo a través de una obra
de arte.
Así, con el inicio de la Primera Guerra
Mundial y hasta finales de los años veinte, otros artistas tomaron el relevo de
los creadores del movimiento, haciendo que el cubismo tuviera una segunda vida, intensa y plena de creatividad. Los
protagonistas serán Juan Gris, figura capital para comprender la transformación
del cubismo en esos años, María Blanchard, cuyo papel principal en ese
movimiento quiere destacar esta muestra, y varios artistas con los que ambos
tuvieron amistad y sintonía creativa, como el escultor Jacques Lipchitz,
los pintores Albert Gleizes y Jean Metzinger y el poeta Vicente Huidobro.
Este es el panorama que, con un discurso inédito, analiza esta exposición,
en la que se han reunido más 60 obras, entre pinturas, esculturas, dibujos y
material documental. El discurso, estructurado en tres secciones comienza con
un diálogo entre Gris y Blanchard, a través de numerosos ejemplos
sobresalientes de su pintura sintética, geométrica y plana. La
contextualización de su obra junto a la de otros grandes maestros del siglo XX
con los que compartieron horizontes creativos conforma el segundo capítulo de
la muestra, que se cierra con una representación de artistas de la primera
generación de la vanguardia española —Dalí, Moreno Villa, Palencia,
Peinado, Ángeles Ortiz, Cossío—, que tuvieron su acercamiento
inicial a la modernidad a través del cubismo, y sobre todo del de Juan Gris.
EXPOSICIÓN TEMPORAL - JUAN GRIS, MARÍA BLANCHARD Y LOS CUBISMOS (1916-1927)
BODEGÓN CON CAJA DE
CERILLAS 1918
Obra de María Blanchard
Etapa Cubista
MARÍA BLANCHARD, LA GRAN PINTORA CUBISTA .
María Blanchard, coetánea de grandes
figuras, como Gris, Picasso o Diego Rivera, es la gran desconocida de la
generación que revolucionó el arte desde la Vanguardia. Su periodo cubista,
con 53 obras realizadas entre 1913 y 1919.
Hija de un periodista español y de madre
polaco-francesa, era deforme (“jorobada”) desde el nacimiento, por lo que
sufrió burlas desde la infancia. Fue una excelente artista que sus temas
preferidos eran: La infancia, la soledad, la tristeza y las enfermedades. Según
los especialistas estos temas fueron el reflejo de su obra y de su propia
existencia.
María Gutiérrez Cueto, llamada María
Blanchard,
pintora española, nacida en Santander (Cantabria) el 6 de marzo de 1881 y
fallecida en París, 5 de abril de 1932.
Procedía de una
familia burguesa acomodada, siendo su padre director del periódico El
Atlántico. Su madre era de ascendencia polaca y francesa y María adoptaría el
apellido Blanchard de su abuelo materno. Como consecuencia de un accidente de
su madre durante su gestación, María nació con una gran deformidad corporal
debida a una cifoescoliosis con doble desviación de columna, que marcaría toda
su vida y le produciría gran sufrimiento psicológico. Sin embargo, durante su
infancia contó con los beneficios de un ambiente familiar culto y estimulante
en el que su padre alentó su interés por el arte.
Ya en 1903 se marchará
a Madrid para ampliar su formación artística, y con una beca de la Diputación
de Santander podrá viajar por primera vez a París para estudiar con dos figuras
como Anglada Camarasa y van Dongen, artistas que le insistirán para que diera
preeminencia y libertad al uso del color, dejando un tanto de lado la formación
académica adquirida en la capital de España.
Ahí empieza un recorrido al que pondrá
un paréntesis la Primera Guerra Mundial, abandonando París en 1914 y regresando
una vez finalizado el conflicto bélico.
Lipschitz, Metzinger, Rivera, Picabia,
Picasso pero, sobre todo, Juan Gris, serán algunos de sus colegas en aquellos
años de práctica cubista a la que se sumará nuestra pintora que tendrá siempre
en Gris una figura de referencia absoluta.
En 1927, año de la
muerte de Gris y de Flausch, María Blanchard se recluye en sí misma y pierde el
contacto con los demás artistas. Su salud se empieza a deteriorar, padece
tuberculosis. Busca consuelo en la religión, no deja de pintar y mantiene a
varios miembros de su familia, lo que le proporciona una gran sensación de
agobio económico del que sólo se ve aliviada cuando vende algún cuadro, bien a
través de la galería parisina Vavin, o directamente a un coleccionista suizo
con el que firma contrato. En 1930 participa en una exposición colectiva en
Brasil organizada por la revista Montparnasse , junto a obras de Gris, Léger,
Matisse, etc., pero ya entonces su vida está limitada a la pintura y al
contacto con unos pocos amigos. Muere en París el 5 de abril de 1932.
El CUBISMO es un movimiento
artístico del siglo XX.
Se caracteriza por
plasmar de manera simultánea un mismo objeto desde diferentes ángulos y por el
empleo de figuras geométricas como triángulos, cuadrados, rectángulos y cubos
para representar los objetos.
+Su principal valedor es Pablo
Ruiz Picasso y en segundo término Georges Braque.
+Tiene influencias de Cézanne y del arte
africano e ibérico.
+Para el Cubismo la
pintura está definida por las formas, no por el color.
+No como vemos esas formas, sino como sabemos
que son.
+La representación de la realidad es por
tanto intelectual, no visual.
+Una representación intelectual de la
realidad supone una visión total de la misma:
–Lo cual requiere una reducción a sus
estructuras básicas, es decir, a sus formas geométricas esenciales.
–Y una visión absoluta, desde todos sus
infinitos puntos de vista, y visualizados simultáneamente.
–Lo cual, a su vez, conlleva la
descomposición en prismas y cubos de las figuras.
+Se distinguen dos grandes movimientos:
–Cubismo Analítico: Descompone en prismas
y cubos las figuras.
–Cubismo Sintético: Algo posterior;
descompone en planos las figuras y recupera la importancia del color.
+Principales representantes del Cubismo:
–Picasso// Braque
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